PROGRAMA - 2011 - Producción de textos orales
   
  PROGRAMA ESPAÑOL 2011
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Producción de textos orales: participación en diálogos y exposiciones

 

Hablar de uno mismo, de las ideas propias o impresiones es una necesidad vital que los alumnos pueden realizar de manera espontánea en ciertas circunstancias. En las diferentes situaciones interactivas los participantes colaboran en la construcción de significados. Las personas pueden criticar, cuestionar, estar de acuerdo, pedir aclaraciones y finalizar frases que el otro ha iniciado. Dentro de la escuela es importante que, además de fomentar la participación espontánea de los alumnos, se promueva el logro de mejores maneras de comunicarse con el fin de que se les facilite satisfacer necesidades diversas y participar en la vida escolar y comunitaria.

 En la mayoría de las situaciones existen grandes diferencias entre la lengua oral y la escrita; la más evidente es que la lengua oral se acompaña de gestos, movimientos, cambios e inflexiones de voz. Además, en la lengua hablada generalmente se depende del contexto en que se encuentran los hablantes. Al hablar, con frecuencia repetimos algo de maneras distintas para señalar personas o cosas, o con el fin de asegurarnos que quien escucha comprenda lo que queremos decir. También es común que en la lengua oral los hablantes dejen frases sin completar e introduzcan frases exclamativas breves; por ejemplo, “¡Qué padre!”. La naturaleza momentánea de la lengua oral incide sobre cómo hablamos, mientras que la escrita, al ser permanente, requiere de otro tipo de organización.

 Tal como en la lengua escrita, los grados de formalidad de la lengua oral varían; es decir, existen situaciones en las cuales es imprescindible mantener una situación formal (una entrevista de trabajo, por ejemplo) o, por el contrario, una informal (una reunión de amigos). A diferencia de la lengua escrita, con frecuencia se presentan situaciones en las que hay cambios bruscos de tono; por ejemplo: cuando un grupo de niños o adolescentes está conversando y entra la madre, el padre o un maestro.

 En ocasiones, los alumnos sólo han estado expuestos a situaciones comunicativas dentro de su familia, y en ellas los roles ya están establecidos, por lo que resulta importante que la escuela ofrezca oportunidades para extender la experiencia a otras situaciones con diferentes grados y tipos de formalidad; por ejemplo: explorar ideas para ordenarlas, discutir para llegar a acuerdos, tomar decisiones apropiadas o resolver problemas. A su vez, estas tareas requieren del habla ordenada, lo cual significa tomar turnos, escuchar a los otros para retomar sus ideas en la argumentación, exponer de manera clara las ideas propias, etcétera.

 El trabajo por proyectos didácticos implica diversas actividades con la lengua oral; por ejemplo:

  •        Seguir la exposición de otros y presentar su conocimiento o sus ideas de manera ordenada y completa sobre diferentes temas o procedimientos.
  •       Atender las peticiones de otros y solicitar servicios.
  •       Emplear la descripción para recrear circunstancias y comunicar con claridad sus impresiones.
  •       Ponerse de acuerdo aportando y escuchando ideas.
  •       Opinar sobre lo que otros dicen y encontrar argumentos para expresar su postura.
  •       Persuadir y negociar.
  •       Dar y atender indicaciones.
  •       Pedir ayuda y expresar dudas, acuerdos o desacuerdos cuando sea necesario.

  Al trabajar con la lengua oral es necesario atender cuatro aspectos.

     a)    Hablar sobre temas específicos. Permite explorar y discutir ideas, argumentar,              comparar y adquirir un vocabulario específico sobre el tema del que se habla.                Aquí es importante que el docente ponga en marcha estrategias que permitan              al grupo retomar el tema sujeto a discusión cuando ésta se desvía.
     b)    El propósito y el tipo de habla. La escuela debe brindar a los alumnos                            oportunidades de usar un lenguaje estructurado que requiere de un mayor                       manejo de las convenciones respecto a la conversación habitual, por lo que es             importante que los alumnos se familiaricen con los objetivos de su intervención             y con las normas admitidas de hacerlo en diferentes prácticas sociales. No es               lo mismo, por ejemplo, discutir para llegar a un acuerdo, que argumentar una                 posición o exponer información a otras personas.
     c)    Diversidad lingüística. Si bien las participaciones en eventos comunicativos                  orales responden a determinantes culturales, es importante que en la escuela                se amplíen los contextos de expresión para que los alumnos enriquezcan sus                posibilidades comunicativas, respetando la variante lingüística que posean. El              propósito es promover un ambiente en el que los alumnos se comuniquen con                confianza y seguridad, y que, al mismo tiempo, favorezca el aprendizaje de los              variados registros de uso del lenguaje, tanto oral como escrito, con el fin de                    ampliar su dominio sobre diferentes contextos comunicativos.
     d)    Los roles de quienes participan en el intercambio. Las personas cambian su                manera de hablar según el nivel de confianza y el grado de formalidad, por lo                que es importante que los alumnos aprendan a regular estos aspectos.                          Además, asumir diferentes roles durante el trabajo colaborativo requiere                        aprender el tipo de lenguaje que cada rol requiere. Por ejemplo, no usan el                    mismo lenguaje el expositor principal, el que aclara un punto, o el moderador de            la discusión posterior a una exposición.
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H. Matamoros, Tam., Junio - 2012 Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
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